lunes, 30 de noviembre de 2009






Al Amor

Te escribo porque tu nombre tan chiquito
mueve al mundo esa palabrita mágica
se entreteje en toda la extensión de la vida
para que esta pueda realizarse.
Es la palabra del misterio, del poder,
de los sueños, de los heroísmos y de los milagros.
Ponme sol en la piel y vuelo en la sonrisa
derríteme las espinas y levántame los gajos
Lléname de tierra buena esas puntas de raíces
secas que me salen a veces.
Y trénzame a tu vida, aunque anudarme sea dolor
Si me derramo, me sentiré débil, lejana, desprotegida.
Seré cántaro sin medida, gaviota sin vuelo,
flor al viento sin raíz.
Andaré suelta, resbalándome entre lágrimas.
Me romperé como la ola, en días sin sentido
y noches de vacío.
Siémbrame en lo mejor de tu vida
envuélveme en el manto de tu ternura, cubierta por tu amor quiero jugarme la vida.
Como una promesa, como un gorrión
que vive entre tus manos y cuando lo
calientas se estremece y canta.
Canta a la vida porque conoció el Amor.


Autora: Zenaida Bacardí de Argamasilla
Libro: Cartas para una vida

sábado, 28 de noviembre de 2009







El Perro Cojo

Con una pata colgando, despojo de una pedrada
pasó el perro por mi lado, un perro de pobre casta.
Uno de esos callejeros, pobres de sangre y estampa
nacen en cualquier rincón, de perras tristes y flacas
destinados a comer basuras de plaza en plaza.
Cuando pequeños, qué finos y ágiles son en la infancia,
bolitas de peluche, tibios borlones de lana,
los miman, los acurrucan, los sacan al sol, les cantan,
cuando mayores , al tiempo que ven que se fue la gracia,
los dejan a su ventura, mendigos de casa en casa,
sus hambres por los rincones y su sed sobre charcas.
Qué tristes ojos tienen, que recóndita mirada
como si en ella pusieran su dolor a media asta,
y se mueren de tristeza a la sombra de una tapia,
si es que un lazo no les da una muerte anticipada.
Yo le llamo:psss, psss, todo orejas asustadas,
todo hociquito curioso, todo sed, hambre y nostalgia,
el perro escucha mi voz, olfatea mis palabras
como esperando o temiendo pan, caricias...o pedradas,
no en vano lleva marcado un mal recuerdo en su pata.
Lo vuelvo a llamar:psss, psss, dócil a medias avanza
moviendo el rabo con miedo y las orejitas gachas,
chasco los dedos, le digo, ven aquí no te hago nada
vamos, vamos, ven aquí, y adiós la desconfianza,
que ya se tiende a mis pies, a tiernos aullidos habla,
ladra para hablar más fuerte, salta, gira,
llora, ríe, lengua, orejas, ojos, patas,
y el rabo es un incansable abanico de palabras.
Es su alegría tan grande que más que hablarme, me canta,
¿ qué piedra te dejó cojo ? si, si, si, mal haya
el perro me entiende, sabe que maldigo la pedrada,
aquella pedrada dura que le destrozó la pata
y él, con el rabo, me dice que me agradece la lástima.
Pero tú no te preocupes, ya no ha de faltarte nada,
yo también soy callejero, aunque de distintas plazas
y a patita coja y triste voy de jornada en jornada.
Las piedras que me tiraron me dejaron coja el alma,
entre basuras de tierra tengo mi pan y mi almohada,
vamos, pues, perrito mío, vamos, anda que te anda,
con nuestra cojera a cuestas, con nuestra tristeza en andas,
yo por mis calles oscuras, tú por tus calles calladas,
tú la pedrada en el cuerpo, yo la pedrada en el alma
y cuando mueras, amigo, yo te enterraré en mi casa
bajo un letrero " aquí yace un amigo de la infancia"
y en el cielo de los perros, pan tierno y carne mechada,
te regalará San Roque una muleta de plata.
Compañeros, si los hay, amigos donde los haya,
mi perro y yo por la vida, pan pobre, rica compaña.
Era joven y era viejo; por más que yo lo cuidaba,
el tiempo malo pasado lo dejó medio sin alma,
y fueron muchas las hambres, mucho peso en sus tres patas
y una mañana, en el huerto, debajo de mi ventana,
lo encontré tendido, frío, como una piedra mojada,
un duro musgo de pelo, con el rocío brillaba,
ya estaba mi pobre perro muerto de las cuatro patas.
Hacia el cielo de los perros se fue, anda que te anda
las orejas de relente y el hociquillo de escarcha.
Portero y dueño del cielo San Roque en la puerta estaba:
ortopédico de mimos, cirujano de palabras,
bien surtido de intercambios con los que curar viejas taras.
"Para ti...un rabo de oro; para ti...un ojo de ámbar;
tú...tus orejas de nieve; tú...tus colmillos de escarcha,
y tú, mi perro reía tú...tu muleta de plata.
Ahora que ya sé por qué está la noche agujereada:
¿ Estrellas, Luceros ? no, es mi perro que cuando anda...
con la muleta va haciendo agujeritos de plata.


Autor: Manuel Benítez Carrasco.

viernes, 27 de noviembre de 2009

A eso


A ESO



A eso de caer y volver a levantarte

de fracasar y volver a comenzar

de seguir un camino y tener que torcerlo

a encontrar el dolor y tener que afrontarlo.

A eso no le llames adversidad, llama le sabiduría.



A eso de sentir la mano de Dios y saberte importante

de fijarte una meta y tener que seguir otra

de huir de una prueba y tener que encararla

de planear un vuelo y tener que recortarlo

de aspirar y no poder

de querer y no saber

de avanzar y no llegar

A eso no le llames castigo, llama le enseñanza.



A eso de pensar juntos días radiantes

días felices y días tristes,

días de soledad y días de compañía.

A eso no le llames rutina, llama le experiencia.



A eso de que tus ojos miren y tus oídos oigan

tu cerebro funcione y tus manos trabajen

tu alma irradie , tu sensivilidad sienta y tu

corazón ame.

A eso no le llames poder humano

llama le milagro divino.



Anónimo.